LAVOISIER, LLÉVAME PRONTO.
Me gustan las leyes. Las de los abogados no; esas no las entiendo. Me gustan las Leyes de la Química porque no cambian. El Principio de Conservación de la Masa de Lavoisier es igual aquí y en Pekín. La suma de la masa de los reactivos es igual a la suma de la masa de los productos. Da igual quién gobierne, quién legisle o como sean las personas. La Ley de Lavoisier es así y punto.
THE TROPICAL COMPANY hace cosmética natural, pero no podemos dejar de lado la Química y te aseguro que la química aplicada a la cosmética orgánica y natural es apasionante. Lo primero que me gustaría aclararte es que químico no es sinónimo de sintético ni tampoco de industrial. La química es eso que te permite enamorarte, fabricar pan en casa o lavarte el pelo con uno de nuestros champús... ¿cómo no va a ser apasionante algo así?
Parece un mundo seguro, ¿verdad? Nos metemos en el laboratorio, mezclamos esto y aquello y las Leyes de la Química hacen el resto.
Pues nada más lejos de la realidad. Vivimos en un mundo en el que cada día hay que pelear con los obstáculos que escapan totalmente de nuestro control y que le quitan el romanticismo a la Química para devolverte de una patada a la realidad. Una empresa del otro lado del globo tiene dificultades para producir y distribuir un producto determinado y tú en el Norte de Tenerife no puedes disfrutar de tu química tranquilamente. Eso lo que está sucediendo con las sales de amonio cuaternario (un típico emulsionante usado en Cosmética Natural) que han multiplicado su precio un 600% en los últimos 6 meses. Intentas entender que sucede y te encuentras con explicaciones como "La Crisis del Coco" (¿en serio? ¿una crisis de los cocos?), la Crisis del Covid y la Crisis de los Chips. A estas crisis se debe sumar la crisis nerviosa que me produce sólo pensar en este tema. Inevitablemente te preguntas ¿qué tendrá que ver el tocino con la velocidad? Pues tiene. En un mundo global todos estamos conectados. Si mi admirado Lavoisier levantara la cabeza, la volvería colocar él solito en la guillotina.
Lo que te quiero transmitir con esto viene al hilo de nuestro anterior post. Cada gesto cuenta; y cuenta porque no es fácil, ni para ti como consumidor ni para nosotros como productores. Tenemos clara la meta: ser honestos, trabajar y ayudarte a ti y al planeta. Pero como dijimos en el artículo anterior, el camino hacia la sostenibilidad es imperfecto y cada cambio que no podemos controlar nos afecta directamente. A veces es difícil no sentirse como una marioneta, pero en esos momentos me repito el mantra: cada gesto cuenta. Lo estamos haciendo mejor que ayer y eso nos acerca un poquito más a lo que queremos conseguir. La moraleja es clara: adaptarse, sobrevivir y seguir caminando en este complicado mundo de la sostenibilidad.
Be TROPICAL my friend. ;)
